Incluso antes de venir al mundo, los niños se convierten en una prioridad, y su salud está en el centro de nuestras preocupaciones. Para alcanzar este objetivo, los niños necesitan una nutrición adecuada, con un suministro óptimo de nutrientes, dependiendo de cada etapa del desarrollo.

Antes de aprender el alfabeto, los niños necesitan vitaminas A, B, C, así como otros micronutrientes que los ayuden a desarrollarse de manera saludable y armoniosa. Pero, ¿cuáles son las vitaminas y minerales esenciales que necesitan y cómo deben dosificarse dependiendo de la etapa de desarrollo?

Vitamina A

El retinol (vitamina A) se requiere para la formación de rodopsina, un pigmento fotorreceptor en la retina, la integridad del epitelio (tejido que forma la piel o la membrana mucosa), la estabilidad de los lisosomas (formación dentro de la célula, que almacena enzimas, presentes especialmente en las células del sistema inmunitario, para destruir los patógenos incluidos por ellos) y la síntesis de glucoproteínas (proteínas complejas que se encuentran en todas las estructuras del cuerpo).

Esto se encuentra en el aceite de hígado de pescado, el hígado, la yema de huevo, la mantequilla, pero también en los carotenoides de provitamina: vegetales de hoja amarilla o verde oscuro, zanahorias, frutas amarillas. La deficiencia de esta vitamina conduce a la ceguera nocturna (un trastorno de la visión que impide que las personas distingan los objetos con poca luz).

Complejo de vitamina B

Las vitaminas B2, B3, B6 y B12 son esenciales para un metabolismo saludable y juegan un papel importante en el funcionamiento de los sistemas nervioso y circulatorio.

Los niños que constantemente experimentan migrañas pueden tener niveles insuficientes de vitaminas y antioxidantes en la sangre.

En un estudio reciente, analizando los resultados de los análisis de sangre de aproximadamente 7800 niños y adolescentes tratados por migrañas, los investigadores observaron que un alto porcentaje de ellos tenía una deficiencia de vitamina D, riboflavina (vitamina B2) y coenzima Q10, en comparación con los de la población general. Un compuesto similar a las vitaminas que contribuye a la producción de energía dentro de las mitocondrias.

Sin embargo, las migrañas crónicas no son el único riesgo para los niños que no están lo suficientemente incluidos en la dieta compleja B. La deficiencia de vitamina B6 se asocia con depresión e irritabilidad, pero también se manifiesta a nivel físico, lo que puede provocar inflamación de la lengua y ulceración en la boca.

Los suplementos de vitamina B6 se recomiendan especialmente para niños con autismo, que normalmente no pueden sintetizar este nutriente esencial.

En contraste, la vitamina B12 no debe administrarse sin la recomendación de un pediatra, ya que puede influir en la acción de ciertos medicamentos o antibióticos. Los niños y niñas de entre 4 y 8 años necesitan aproximadamente 1,2 microgramos de vitamina B12 por día, mientras que los niños de entre 9 y 13 años necesitan 1,8 microgramos de este nutriente.

Vitamina C

El ácido ascórbico o vitamina C es una de las vitaminas más importantes para la salud del niño. Las principales fuentes de vitamina C son los cítricos, tomates, papas, brócoli, fresas, pimientos dulces. En el primer año de vida, los niños no necesitan una ingesta adicional de vitamina C que la que se encuentra naturalmente en la leche materna.

Esto es mejor conocido por el papel que desempeña en el sistema inmune, pero la vitamina C también participa en la formación de colágeno, manteniendo la integridad de los huesos y los vasos sanguíneos. También ayuda en la síntesis de carnitina, hormonas y aminoácidos, así como en la curación de heridas.

Si los niños no reciben la dosis óptima de vitamina C todos los días (menos de 10 mg), pueden desarrollar escorbuto, una enfermedad que causa fatiga, inflamación de las encías, manchas en la superficie de la piel y dolor en las articulaciones, potencialmente mortal.

Vitamina D

La vitamina D (colecalciferol y ergocalciferol) o «vitamina del sol» es conocida por su papel en la salud del sistema óseo, pero también en el sistema inmune, como muestran los últimos datos de investigación.

No se encuentra naturalmente en muchos alimentos, por lo que se recomienda su suplementación incluso en bebés, que corren el riesgo de no obtener una ingesta óptima de leche materna. Los huevos y el pescado azul (caballa, salmón, sardinas y atún) son las fuentes naturales más importantes de vitamina D, pero la exposición al sol es la principal forma natural que ayuda al cuerpo a una absorción óptima de este micronutriente.

Una ingesta adicional de entre 8,5 y 10 microgramos de vitamina D está indicada en los lactantes para apoyar el desarrollo normal del sistema óseo y muscular, mientras que los niños de 1 a 4 años necesitan 10 microgramos adicionales.

Calcio

Presente en la leche materna, los productos lácteos, pero también en las verduras de hoja y la soja, el calcio es el mineral más extendido en el cuerpo y es un nutriente esencial para el desarrollo de los dientes y el sistema óseo. La dosis diaria recomendada de calcio es de 700 mg para niños entre 1 y 3 años, mientras que los niños mayores entre 4 y 8 años deben consumir 1000 mg. Aquellos entre las edades de 10-13 años necesitan 1300 mg.

La ingesta óptima de calcio es esencial, especialmente para las adolescentes, siendo una de las estrategias más importantes para reducir el riesgo de fracturas por osteoporosis a la edad de 14 años.

Magnesio

El magnesio está implicado en más de 300 procesos enzimáticos en el cuerpo, es esencial para mantener la presión normal de la sangre, la prevención de la arritmia, funciones cognitivas y la fortificación hueso de soporte.

Una dieta equilibrada, rica en fuentes naturales de magnesio, como verduras de hoja, frutas oleaginosas o cereales, debe cubrir las necesidades diarias de los niños en este oligolemento: 80 mg para niños de 1 a 3 años, 130 mg para los mayores. 4-8 años y 240 mg para los mayores, 9-13 años.

Sin embargo, los niños afectados por el trastorno del espectro autista o los niños con trastorno por déficit de atención deben complementar el magnesio con vitamina B, debido a su propiedad de reducir la hiperexcitabilidad y mejorar el poder de concentración.

Zinc

El zinc es esencial para la formación de células nerviosas y conexiones sinápticas, y la deficiencia de este oligoelemento puede influir en el desarrollo cognitivo, el comportamiento y el funcionamiento adecuado del sistema inmune.

La suplementación dietética con zinc es una de las estrategias utilizadas para apoyar el desarrollo mental y motor entre los bebés y niños que no se benefician de la ingesta diaria óptima de zinc: 10 miligramos.

La deficiencia de zinc es responsable de la muerte de más de 450,000 niños de países en desarrollo, y está asociada con el retraso del desarrollo físico y neurofisiológico, así como con una mayor susceptibilidad a infecciones potencialmente fatales entre los niños.

Hierro

Un componente importante de la hemoglobina (la célula sanguínea responsable del transporte de oxígeno en los tejidos) y otras enzimas en el cuerpo. Las principales fuentes de hierro son la harina de soja, carne de res, hígado, legumbres y mariscos.

La leche materna proporciona el requerimiento de hierro del bebé por hasta 6 meses, después de esta edad, el niño corre el riesgo de desarrollar anemia por deficiencia de hierro, una condición que puede afectar a los niños entre 46% y 51% menores de 12 meses. La deficiencia de hierro causa hipoxia de ciertos órganos (falta de oxígeno) y su mal funcionamiento.

Escrito por

Juan Camilo Gelvez

Medico General